jueves, octubre 29, 2009

akabo ba

La mujer se desesperó.
"Y mientras tanto qué comemos" preguntó, y agarró al coronel por el cuello de la franela. Lo sacudió con energía.
- Dime, qué comemos.
El coronel necesitó setenta y cinco años -los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto- para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible en el momento de responder:
- Mierda.
París, enero de 1957

"El coronel no tiene quien le escriba", Gabriel García Márquez.

2 Comentarios:

Blogger glupglup dijo...

eneee!!!

14:26  
Blogger muxurdin dijo...

sí señor. Mierda. Me encanta.

15:32  

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